Mi madre fue una mujer única y admirable,
ha sido mi mayor bendición en esta tierra,
me crió con sus manos tiernas,
me llevó con fortaleza por el buen camino.
Mi mamá fue mi paño de lágrimas,
mi compañera para contarle mis penas,
estuvo presente en mis alegrías
me ayudó mucho en lo que yo temía.
Hoy que está en el cielo
quiero agradecer a Dios por su vida,
porque ahora acompaña a Dios
y Él la llena con todo su amor.
Madre mía, siempre estarás
en mis recuerdos más sentidos,
te amé y siempre esperaré
por verte de nuevo junto al Dios bendito.
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