1.A
partir de este momento y de ahora en adelante, decido finalmente
renunciar a todo aquello que de una manera u otra me ha impedido ser
mejor de lo que puedo ser. Llegar más allá a donde debo llegar, hasta la
plenitud de ser un hombre completo, íntegro y lleno de fe.
2.Por
eso renuncio a: la soledad, la tristeza por todas las personas que me
han dado la espalda, a mis temores, limitaciones, a los malos recuerdos y
a lo que no pude lograr en mi vida.
3.Renuncio a mi egoísmo y falta de generosidad, a la manipulación, el autoengaño, el rencor y a la falta de perdón.
4.Renuncio
al mal humor, la amargura de mi ser, al fracaso, la derrota, a mi
apatía, negligencia y a la falta de deseo de superación.
5.Renuncio
a la vanidad, miseria, a mi indolencia, altivez, a la envidia, la
codicia y al chisme. Mi falsedad e hipocresía, a la deslealtad, la falta
de amor propio, a seguir esperando que la gente y las cosas cambien sin
que yo haga un esfuerzo para lograrlo.
6.Renuncio
a todo aquello que me aparta de su santidad. Porque Señor, yo quiero
caminar siempre cerca de ti. Te dejo todos mis afanes y preocupaciones.
Hoy renuncio a todo y me vuelvo a ti. Confiadamente sé que Tú harás la
obra en mí, porque yo quiero cambiar. Deseo que Tú vivas en mí y hacer
tú voluntad. Renuncio a todo pecado oculto, consciente e inconsciente de
mi corazón.
7.Renuncio a mi falta de perdón, a mi rencor; a mi vida egoísta y altiva. Me deshago de toda enfermedad espiritual y de toda atadura, para que Tú, amado Señor, con libertad trabajes en mi alma y puedas entrar en ella.
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