¡Que Dios te devuelva en amor todo el amor que hayas dado!

La alegría, ha sido dada al hombre
para que se regocije en Dios
por la esperanza del bien eterno
y de todos los beneficios que recibe de Dios.
Por tanto, sabrá como regocijarse
ante la prosperidad de su vecino,
como sentirse descontento ante las cosas huecas.
La alegría debe ser uno de los pivotes de nuestra existencia.
es el distintivo de una personalidad generosa. en ocasiones,
también es el manto que cubre una vida de sacrificio
y entrega propia. La persona que tiene este don
muchas veces alcanza cimas elevadas.
El o ella es como el sol en una comunidad.
Deberíamos preguntarnos:
“¿En verdad he experimentado la alegría de amar?”
el amor verdadero es un amor que nos produce dolor,
más que lastima y, sin embargo, nos produce alegría.
Por ello debemos orar y pedir valor para amar.
¡Que Dios te devuelva en amor todo el amor que hayas dado
y toda la alegría y la paz que hayas sembrado a tu alrededor,
en todo el mundo!

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