El què diràn..


 Nada hay más negativo para una persona, que preocuparse por la opinión que los demás puedan tener de ella. En nuestra sociedad a la mayoría de las personas les gusta opinar sobre la vida, acciones, ideas, forma de comportarse, forma de vestir, etc. del prójimo. Nada escapa a las miradas curiosas de los que viven pendientes de la vida ajena.

Si quieres aumentar tu autoestima y la confianza en ti mismo, si deseas afianzar tu personalidad positiva, empieza a acostumbrarte a ignorar los comentarios que no te interesen. Sé tú mismo, no dejes que los demás condicionen tu vida, tu forma de ser, nadie puede obligarte a ser como los demás quieren que seas. Sabemos que esto no resulta fácil en una sociedad donde desde que naces estás condicionado de una u otra manera por la opinión ajena.

Has crecido viendo cómo tus padres se preocupaban de ello, lo mismo que las demás personas de tu entorno. Ya en tu vida de adulto ves cómo tus amigos, tus compañeros de trabajo, etc., se dejan muchas veces llevar por los comentarios de otros.

Es un hecho que hay personas que no pueden evitar entrometerse con sus comentarios en la vida de los demás. En algunos casos tal costumbre resulta francamente repugnante. En lugar de centrarse en sus problemas, en sus propias vivencias, en su vida en definitiva, se dedican a entrometerse en los asuntos ajenos.

Hay que reconocer que en algunos casos la intención no es mala, es decir, que la persona que hace el comentario cree sinceramente tener razón y que tiene el deber de manifestar su idea, porque tal vez de esa forma ayude al hombre o mujer objeto de su comentario. En cualquier caso deberá aprender a expresar su opinión sin herir a los demás, y sobre todo, a respetar el criterio ajeno y no intentar imponer el suyo.

Si te preocupa el qué dirán, piensa que ninguna de las personas que hablan de ti tiene derecho a hacerlo sin tu consentimiento, y que hagas lo que hagas no podrás complacerlas a todas. Supón que te compras un par de zapatos azul y que 10 personas te lo ven puestos. Cada una tendrá su propia opinión sobre tu compra. A unos le parecerá horrible el color azul, otros pensarán que el modelo está pasado de moda; puede haber quien considere que los zapatos son una maravilla, etc., etc.

Para complacerlos a todos, tendrías que comprarte unos zapatos imposibles: que tengan todos los colores y todos los modelos juntos. Con este ejemplo pretendo demostrarte que nunca conseguirás que todo el mundo piense bien de ti, de lo que haces, o de la ropa que te pones, o de tu forma de ser, etc. Si esto es así, y no hay duda de que lo es, ¿por qué perder el tiempo intentando lo imposible?

Compra los zapatos que quieras, del color que quieras, del modelo que quieras y olvídate de los gustos de los demás, porque a fin de cuentas eres tú el que tiene que disfrutar de los zapatos nuevos. Y esto se puede aplicar a todas tus actitudes y a todos tus actos, estos ejemplos que considero, son insignificantes comparado con otras cosas.

En los que critican, hay en el fondo muy poca humildad, pues están convencidos de que su opinión es la mejor, de que saben más que nadie y que son mejores que nadie. Y resulta que la mayoría de las veces son peores que nadie y saben menos que nadie. Lo que está claro es que a muchas personas les gusta imponer su criterio y para hacerlo no dudan en criticar una y otra vez a los demás.

Ignoran por falta de conocimiento, que serían más felices si dedicaran más tiempo a su propia vida. Porque el estar siempre pendiente del prójimo en negativo, es fuente de sufrimiento. Las personas que hacen esto, nunca tendrán serenidad, es imposible que tengan paz interior. Evita pues caer tú en la tentación de formar parte de ese grupo.

Cada mañana, cuando te levantes, hazte el firme propósito de ser tú mismo a lo largo de todo el día. Prométete no preocuparte en absoluto del qué dirán y realiza tus actividades en paz. Si vives una vida positiva y no haces por lo tanto daño a nadie, no te preocupes de las críticas negativas, que de nada te servirán.

Y cuando te sientas más vulnerable, no dejes de pensar en que tienes un gran objetivo que conseguir: la verdadera felicidad y la auténtica libertad. Sé tolerante con los que por ignorancia practican el hablar mal del prójimo, pero en ningún caso alimentes sus críticas.

Entre éstos, los habrá que emitirán su opinión sobre ti a tus espaldas, y otros (los menos), te la dirán de frente. Cuando estés delante de uno de ellos, escúchale sin alterarte, no entres en discusiones inútiles, no desgastes tontamente tu energía, limítate a decirle que respetas su opinión, pero que tú tienes tu propio criterio y que nada te importa el qué dirán.

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