Aún abrazo a la niña que fui.

Tímida e insegura.

A esa niña delicada y sensible,

que lloró y sufrió.

Ella se sintió sola.


Un abrazo a la mujer en la que me he convertido, terca e imperfecta pero siempre sincera.

Fuerte con el corazón siempre demasiado descubierto.

A la mujer que está tratando de mejorar y que nunca deja de soñar.

Por la mujer que soy.

Por todo el amor que llevo dentro.

Por mis victorias y mis derrotas.

Por todas las veces que me levanté.

Por todos los monstruos que enfrenté.

Un abrazo a la niña que sigo siendo y que siempre seré.

¡SANA TUS HERIDAS!!



 


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