La esperanza es lo último que se pierde".
Por tanto, ¿Por qué vamos a perderla después de haber sufrido un dolor
por grande que éste sea?...Por miedo quizá a enfrentarnos a una vida
nueva?...quizá porque implica responsabilidad hacia un enfrentamiento a
esa nueva etapa sin dolor?...¡No! Al contrario. La libertad que te
produce el haber dejado el sufrimiento y enfrentarte a algo nuevo,
bello, hermoso, será la que te ayude con mayor ahínco a emprender con
"esperanza" ese nuevo y ligero caminar.Una sugerencia para el primer
paso, ya que todo camino comienza así, andando el camino, es que cada
vez que el miedo, la duda o la desesperanza te asalten, fíjate, ponles
atención, trata de reconocerlos. Es una buena medida de higiene mental,
observar sin emociones, aquello que tenemos.Piensa en todo lo que Dios
te ha dado y te da cada día. Familia, amistades cariño, trabajo,
reconocimientos, bienestar, et., etc...¿Tienes miedo acaso a que vuelva
el dolor?...¡No lo pienses!... ¿Qué hay detrás de una crisis afectiva,
enfermedad, dolor?...Una etapa de sosiego, comprensión, entendimiento y
también una "esperanza" de que ya todo lo malo, lo desagradable ha
terminado y comienza una vida nueva que tenemos y debemos aceptar con
ilusión, como un cambio en nuestra existencia. Las crisis, sean del tipo
que sean, son oportunidades de crecimiento interno. Todo cambio es una
amenaza al inmovilismo que necesita el miedo para subsistir, porque es
en la pasividad morbosa donde mejor se desarrolla; quejarse es el
deporte favorito de muchos, porque es una excusa para no hacer nada.La
vida diaria nos ofrece múltiples oportunidades de reconocer la presencia
escurridiza del miedo a...No hay que tener miedo a comenzar. El es la
enfermedad crónica de la libertad, es su antítesis. Y también la
decisión de escoger una vez más, nuestro privilegio. Aunque hagamos uso
de él.El miedo que a veces tenemos a enfrentarnos a lo nuevo, nos obliga
a se cobardes y perder la esperanza. ¡Y eso nunca! El miedo a la
pérdida de la salud, el miedo a envejecer, el miedo a la soledad, el
miedo al rechazo... Una gama infinita de inquietudes se oculta tras los
múltiples rostros del miedo aunque no reparemos en ellos. Sus
tonalidades sombrías no caben en la paleta de ningún pintor.: son
tantas, tan diversas, y están tan llenas de matices que resulta muy
difícil apreciar la calidad de sus múltiples combinaciones.Miedo...
¡ninguno! Esperanza...¡toda!Así es la única forma que podremos
enfrentarnos a esa vida nueva, después del dolor, sin ningún miedo y con
mucho entusiasmo y agradecimiento a Dios que nos la regala.
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